viernes, 13 de marzo de 2009

BLANCA VARELA (1926 – 2009)

De una muy triste noticia me entere recién el día de hoy. Blanca Varela, una de las poetas más importantes de la literatura peruana e hispanoamericana, había fallecido el día de ayer a los 82 años de edad. Una verdadera lastima y una gran pérdida. Sus escritos quedaran por siempre con nosotros y como dijo alguien: “una vez más nos hemos quedado huérfanos”.

La primera vez que leí poesía de Blanca Varela fue un tanto difícil para mí. Asimilar su lenguaje, sus figuras cargadas de lucidez y de desgarro, de una incontenible manifestación de sentimientos, me hizo sentir como un completo ignorante incapaz de asimilar tanta belleza, aun no era el momento creo yo. La poesía de Blanca Varela había llegado a mis manos y yo tenía por entonces alrededor de 21 años y, como dije antes, aun me faltaba mucho por conocer, mucho por leer, recuerdo haber leído mucho tiempo después que Camila Szyszlo reconocía que la literatura de Blanca Varela 'es difícil de entender', aunque, como le decía su abuela, 'la poesía no es para que la entiendas, sino para que la sientas'. Posteriormente redescubrí sus escritos y fue un reencuentro maravilloso, no se si era el momento por que atravesaba pero fue un sentirme identificado plenamente con su lenguaje, con su mundo, desde entonces existe una complicidad que no conoce limites. Hay una presencia de reversos de sentimientos muy importantes como la ternura y el resentimiento, la esperanza y la desolación, la armonía y el caos, el ansia y la satisfacción, el vacío y la plenitud en el espíritu debido a la búsqueda de la belleza o de la poesía misma.

La poesía, para Varela, es en sí misma la búsqueda de un fin que se sabe imposible, es a la vez esa búsqueda con su carga de imperfecciones y el fin que no se alcanza. La poesía no sirve para volcarlo todo indiscriminadamente, sino para llenarse de lo oculto y arañar lo verdadero. La sinceridad de sus postulados poéticos se manifiesta en el tono áspero, seco, punzante y a la vez duro que aplica a sus composiciones; sus versos están desprovistos de elementos engañosos y de paliativos. La poeta practica una escritura contenida, retraída, encerrada en su propio secreto, observación que no se basa únicamente en los poemas breves o en la versificación entrecortada y brusca presente en todos sus libros. Desde su primera obra ha empleado también la prosa poética, o cierta condición de narratividad contrastante con la condensación semántica de sus otros poemas, pero incluso en estas composiciones es posible hallar un movimiento de retracción cuando decide mantener ocultos los elementos que podrían revelar un misterio o cuando rehúsa identificar al sujeto poético. La contención no existe sólo en la apariencia física del poema, sino que mora en la esencia misma de la entidad creadora; dicha estética austera tiene su asidero en un "rigor ético", como advierte Roberto Paoli. No es posible entender los poemas de Blanca Varela sin considerar su profunda relación con el silencio, con el enorme peso que puede llegar a tener lo no dicho. La mezcla del placer y el dolor que produce la aceptación dolorosa de la vida cotidiana por el registro de memoria que pasa del desgarro a la lucidez, donde la poeta explora temas como la muerte, lo cotidiano, el mar, la infancia, la espiritualidad.

En palabras del crítico peruano José Miguel Oviedo nos dice que en Varela hay una negativa radical a aceptar la realidad tal como nos es dada, lo que me da pie a definir su poesía como una minuciosa y discreta insurrección cotidiana contra cada pequeño acto que tienda a apagar el fuego de la imaginación, es decir no evadir la realidad sino explorarla, encontrarle un sentido, convivir con ella, asumirla.

A continuación un poema de Blanca Varela que me gusta mucho y que coincidentemente es tan actual para mí, lo leo y algo se retuerce en mi interior si poder evitarlo.


NADIE NOS DICE

Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta

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