lunes, 12 de abril de 2010

ESCRITOACIEGAS


Quejidonulo


Dejo mis manos
descansar bajo su peso

He cavado una fosa
tan profunda
que a veces me mira,
y mi voz ya no me grita
tu nombre como antes

Intento caer de pie
a este abismo ineludible
guardándome la pena
en los bolsillos,
tontamente

E intento una última sonrisa
que martille tu recuerdo,
por los siglos de los siglos

Para que no duermas
nunca más

para que al final
de este estupido verso
puedas seguir tu camino
tan libre de pecado
como cualquier otro asesino.


cesarvill

2 comentarios:

Angel Romano García dijo...

Amigo te felicito este poema me llegó a lo profundo, te he dedicado un poema en mi blog por esa maravillosa forma q tienes para hacernos recapacitar q somos de carne y hueso, hombres y nada más...

Unknown dijo...

Que palabras tan sentidas hacia mi persona que en realidad no se si las merezco pero que las agradezco profundamente de corazón, gracias Angelito, un abrazo a la distancia.