martes, 2 de junio de 2009

SALÓN DADÁ


Mi primer acercamiento al dadaísmo fue, curiosamente, a través de una cinta de audio de un grupo post punk peruano de extraño nombre y de extrañas melodías que llamaron mi atención y que por curiosidad me permitió conocer el movimiento iniciado por Tristán Tzara en el año 1916.

Salón Dadá fue un grupo “subte” limeño de la década de los ochentas. Su extraña música se caracterizaba por el uso de efectos de sonido, poco usuales entre los grupos de esa época. Algunas de sus líricas estaban basadas en textos de escritores peruanos como Arguedas y Eielson, así como del poeta francés Antonin Artaud, además del uso de algunos neologismos o frases sin ningún sentido aparente en sus canciones. Este grupo significo para mí el primer acercamiento a lo que posteriormente conocería como el movimiento antiarte denominado “dadaísmo”.

Coincidentemente la aparente “destrucción” de los convencionalismos tradicionales dentro de la música juvenil de ese entonces manifestado por este grupo subterráneo era similar a las manifestaciones propuestas por el movimiento dadaísta. Sabemos que estos sentimientos de protesta se hicieron sentir con el fin de expresar el rechazo de todos los valores sociales y estéticos de aquel momento, y de todo tipo de codificación, los dadaístas recurrían con frecuencia a la utilización de métodos artísticos y literarios deliberadamente incomprensibles, que se apoyaban en lo absurdo e irracional. Sus representaciones teatrales y sus manifiestos buscaban impactar o dejar perplejo al público (que reaccionaba tirándoles cosas e insultándolos) con el objetivo de que éste reconsiderara los valores estéticos establecidos. Para ello utilizaron nuevos materiales, como los desechos encontrados en la calle, y nuevos métodos, como la inclusión del azar para determinar los elementos de las obras.

El manifiesto dadaísta de Tristán Tzara revelaba un rechazo a todo lo establecido anteriormente creando esta especie de ANTI-ARTE. Los dadá recurrieron incesantemente a métodos ilógicos, absurdos e incomprensibles en su búsqueda de "abofetear" al público para incitar una reflexión y reconsideración de las reglas y normas establecidas, consiguió provocar el escándalo, pero en el aspecto positivo, y como muchos de los demás movimientos, hizo que la gente mirara las cosas de una manera distinta. Las pinturas y los objetos Dadá obligaban al observador a poner en tela de juicio las realidades aceptadas y a reconocer el papel del azar y de la imaginación.

Personalmente considero que el arte actual se nutre en gran parte de las herencias del movimiento dadaísta, porque se replanteo de una manera radical, la critica del arte antiguo y la institución del arte, con todo lo que ella representaba y promulgaba. El dadaísmo, con sus principales representantes se interno por caminos hasta esos momentos inexplorados y alcanzo perspectivas absolutamente novedosas. Y son justamente éstas experiencias nuevas las que nos llevan a preguntarnos por el arte actual, más precisamente por el objeto de arte actual. Es el espectador el que decide si un objeto es o no es, obra de arte. El objeto requiere del espectador para que lo “termine”, es decir, el espectador adquiere el rol de co-creador. Ya no son sostenibles los viejos conceptos de una belleza absoluta y eterna, ya que lo bello es lo que el espectador considera y acepta como tal.


Fuentes consultadas:

http://es.wikipedia.org/wiki/Dada%C3%ADsmo


http://es.wikipedia.org/wiki/Sal%C3%B3n_Dad%C3%A1


http://www.taringa.net/posts/arte/1071256/manifiesto-dad%C3%A1-y-otras-cositas___.html


http://www.ideasapiens.com/textos/Arte/manifiesto%20dadaista.htm


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